El universo se halla en expansión o, dicho de otro modo, las distancias que median entre los objetos que pueblan el cosmos a las mayores escalas se están incrementando de manera paulatina. Si se invierte de manera imaginaria el transcurso del tiempo, es inevitable deducir que en el pasado el universo fue más denso y caliente. Al llevar este experimento mental hasta el extremo se deduce que el cosmos se hallaba en un estado de densidades y temperaturas extremadamente elevadas hace unos trece mil ochicientos millones de años. Ese estado y época primordiales reciben el nombre de Gran Explosión (o Big Bang). Las observaciones astronómicas y la física moderna han reconstruido, al menos a grandes rasgos, la historia del universo desde ese estado primigenio hasta la actualidad. En el universo primigenio no había cuerpos celestes tal y como los conocemos hoy día, sino que todo el cosmos se hallaba repleto de radiación y partículas subatómicas. Esa primera etapa recibe el nombre de era de la radiación y abarca desde la Gran Explosión hasta unos 300 000 años tras ella. En aquel momento la materia que poblaba el cosmos se tornó transparente y el universo pasó a estar dominado por la materia: se inició la actual era de la materia. Cada una de estas grandes eras contiene etapas más breves caracterizadas por fenómenos característicos. Los eventos cruciales de la era de la materia fueron, en su inicio, la formación de grandes estructuras cósmicas a partir de la materia primigenia no diferenciada, así como el nacimiento de las primeras estrellas y galaxias.