Los rayos X son una radiación electromagnética de longitud de onda entre 0.1 y 10 nanómetros. En el espectro electromagnético se encuentran entre la radiación ultravioleta y los rayos gamma. Son capaces de atravesar objetos opacos. Se encuentran en la región del espectro no visible por el ojo humano y los rayos X de procedencia extraterrestre son bloqueados por la atmósfera, por lo que la astronomía de rayos X se desarrolla desde satélites y cohetes. Ricardo Giaconni obtuvo el premio Nobel de física en 2002 por el descubrimiento de la primera fuente de rayos X astronómica, Scorpius X-1, en la constelación de Escorpio, en la dirección del centro galáctico. También se detectó en las primeras observaciones una radiación de fondo de rayos X, proveniente de todas las direcciones en que se mirase. Se pensó que esa radiación provenía de la Gran Expolosión (Big Bang) pero hoy se cree que es debida a la radiación procedente de muchas fuentes discretas vistas en conjunto, en su mayor parte cuásares. Los procesos de emisión de rayos X en el universo son debidos principalmente a: gases ionizados con temperaturas de millones de grados (plasmas), electrones muy energéticos en campos magnéticos intensos y acreción sobre objetos compactos (agujeros negros, estrellas de neutrones, enanas blancas). La materia que cae sobre un agujero negro forma un disco de acreción. Este disco se calienta hasta temperaturas superiores a los cien mil grados, lo que hace que emita luz ultravioleta y rayos X.