Radiación electromagnética situada entre el visible y los rayos X, de longitud de onda comprendida entre 400 y 10 nm aproximadamente, porque la separación entre los diferentes tipos de radiación electromagnética no tiene límites exactos, es simplemente una nomenclatura y el convenio a veces cambia de una disciplina científica a otra. Aunque parezca raro dar los límites de mayor a menor longitud de onda, en astrofísica se acostumbra a decir primero el límite que está más cerca del visible. Dentro del ultravioleta se puede distinguir el ultravioleta cercano, desde 400 a 200 nm, el ultravioleta lejano, desde 91.2 a 200 nm y el ultravioleta extremo, de 91.2 a 10 nm. La atmósfera terrestre, en buenas condiciones, deja pasar el ultravioleta cercano hasta unos 300 nm, más allá solo es posible detectarla con instrumentos a bordo de satélites. El primer satélite científico español, MINISAT-01, llevaba dos espectrógrafos diseñados para detectar radiación ultravioleta lejana y extrema y operó desde 1997 a 2004. Con las observaciones en el ultravioleta se descubrió que muchos tipos de estrellas, entre ellas el Sol, experimentan a lo largo de su vida una pérdida de masa por medio de los llamados vientos estelares, se descubrieron elementos altamente ionizados en el medio interestelar que indicaban una alta temperatura en un medio tradicionalmente considerado como frío, se profundizó en el conocimiento de las novas y estrellas binarias de rayos X, y sobre todo se pudo aumentar el conocimiento de las estrellas calientes que emiten la mayor parte de su energía en este rango del espectro.