Telescopio en el que la superficie colectora de luz es la cara frontal de una lente, y que no contiene elementos reflectores (espejos) en ninguna otra parte de su diseño. Históricamente fue el primer tipo de telescopio. Usa una lente colectora que focaliza la luz en un punto y luego forma la imagen final en la retina del observador mediante un ocular. Continúa siendo la base de muchos de los telescopios de pequeño diámetro usados por los astrónomos aficionados. Es barato y no requiere mantenimiento, excepto la limpieza de las lentes, pero su diámetro máximo está limitado por razones tecnológicas: no es posible elaborar vidrios de calidad homogénea mayores de un metro. Además, las lentes grandes son pesadas y difíciles de sujetar por los bordes y presentan aberración cromática: la luz se descompone en sus colores al atravesar la lente y forma imágenes de diferente color en distintos puntos del plano focal. La corrección de esta aberración es compleja e incluye la construcción de una lente formada por capas de varios tipos de vidrio.