Telescopio en el que la superficie colectora de luz es un espejo primario cóncavo que la redirige a través de otros espejos de menor diámetro hasta el plano focal. Con espejos se puede aumentar mucho el diámetro del telescopio, con un límite de unos 8 metros para espejos monolíticos, o sea de una sola pieza. La solución adoptada en telescopios mayores consiste en combinar un conjunto de segmentos que simulan una superficie de gran tamaño. Este es el caso del Gran Telescopio Canarias (10.4 m de abertura). La mayoría de estos telescopios consta de dos espejos: el primario y el secundario que, según su forma, puede simplemente desviar la luz (como en el caso original de Newton de 1671, en que es un espejo plano) o también actuar en conjunción con el primario para incrementar la distancia focal que recorre la luz en un diseño compacto. En este último caso, los diseños más populares son el gregoriano y el de Cassegrain.