Zona del espacio alrededor de una estrella en la que los planetas o satélites que se encuentren en ella son susceptibles de albergar vida. Dos condiciones indispensables son la presencia de agua líquida y una fuente de energía, aunque esto es naturalmente una extrapolación de las condiciones de la vida en la Tierra y, si se descubre la existencia de vida en ausencia de agua, habría que cambiar esta definición. El descubrimiento del primer planeta extrasolar alrededor de una estrella normal en 1995 por Michel Mayor y Didier Queloz, así como el gran número y variedad de planetas descubiertos a continuación en pocos años, hizo que el concepto de zona de habitabilidad dejase de ser una elucubración filosófica y pasase a ser una posibilidad científica. No todas las estrellas pueden tener una zona de habitabilidad, las condiciones para ello son: que han de existir como astros radiantes al menos unos cuantos miles de millones de años para dar tiempo a la aparición y evolución de la vida, han de emitir radiación ultravioleta en cantidad crítica y suficiente para la formación del ozono y, lo más importante para nuestro tipo de vida, han de permitir la existencia de agua líquida en la superficie de los planetas. Con estas características, las estrellas posibles van desde los primeros tipos espectrales F , pasando por todas las estrellas G, hasta tipos K medios. El Sol es una estrella G2. Además no deberían ser demasiado variables en luminosidad y deben tener alta metalicidad para poder tener planetas rocosos, porque suponemos que los planetas habitables han de ser de tipo terrestre. El tamaño del planeta ha de ser suficientemente grande como para que pueda retener una atmósfera considerable, mantener el calor interno y disponer de un campo magnético que le proteja del viento estelar. Otra condición que parece necesaria para la habitabilidad es tener pequeña excenticidad orbital, es decir que la distancia a su estrella no varíe mucho. La órbita de la Tierra es casi circular. La velocidad orbital ha de combinarse con la rotacion de tal modo que el ciclo día-noche no sea muy largo, para que las diferencias de temperatura no sean muy grandes entre el día y la noche.