Instrumento óptico capaz de aumentar la luminosidad y tamaño aparentes de los objetos que se observan. Las raíces de su nombre, tele («lejos») y scopio («observar»), lo definen perfectamente. Uno de los primeros científicos en usar un telescopio de una cierta calidad óptica con finalidades astronómicas fue Galileo Galilei alrededor de 1609 y, aunque se le ha considerado el inventor de este instrumento, se sabe que en las décadas anteriores se fabricaban y usaban instrumentos similares al de Galileo en varios países de Europa, entre ellos España. Los hay de dos tipos, refractores y reflectores, según la forma en que recogen la luz. Hoy en día, los grandes telescopios se construyen usando espejos con superficies cóncavas que recogen la luz, o sea reflectores. Cuanto mayor es el telescopio más luz recoge, lo que hace que se puedan observar objetos más débiles. Actualmente, el telescopio óptico totalmente orientable más grande del mundo es el Gran Telescopio Canarias, situado en la isla de La Palma, cuyo espejo tiene un diámetro de 10.4 metros. Su tamaño le permitiría distinguir los faros de un coche a 20.000 kilómetros.
Imagen: Cúpula del Gran Telescopio Canarias (GTC). El GTC es un telescopio de espejo primario segmentado de 10.4 metros de diámetro y constituye el telescopio óptico-infrarrojo más grande del mundo. Credito: Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de Canarias.
Autor: Ángel L. Aldai.