Es una de los cientos de miles de millones de estrellas de la galaxia de la Vía Láctea, situada a unos 27 000 años-luz de su centro. Se originó hace 4650 millones de años a partir de la nube de materia interestelar de la que nació todo el Sistema Solar. Se encuentra en la mitad de su vida estable, dentro de un tiempo similar se convertirá en gigante roja y, posteriormente, en nebulosa planetaria, con una enana blanca en su interior. La Tierra orbita a su alrededor a una distancia de 150 millones de km. Es la única estrella cuya superficie podemos estudiar en detalle, por estar a esta «pequeña» distancia. El Sol es una estrella ordinaria por su tamaño, masa, temperatura… y su potencia luminosa se ha mantenido lo bastante constante durante los últimos 3500 millones de años como para posibilitar la aparición de vida en la Tierra. Libera energía mediante reacciones de fusión nuclear que transforman hidrógeno en helio en su núcleo, a 15 millones de grados. El Sol es una estrella activa (magnética) y el número e intensidad de los fenómenos magnéticos (como las manchas solares, intensas concentraciones magnéticas observadas en su superficie visible o fotosfera) varía cada 11 años aproximadamente, con el llamado ciclo solar. El Sol influye notablemente en la Tierra y es, realmente, la estrella de nuestra vida.
Imagen: Imagen del disco solar completo en luz visible. En ella se pueden apreciar algunas manchas solares.
Crédito: José Muñoz Reales (ASTER).