Teoría propuesta por Albert Einstein en 1905 en la que se describen los efectos derivados del hecho de que la velocidad de la luz no sea infinita sobre la descripción del movimiento de un cuerpo o de una onda realizada por diferentes observadores que se muevan unos respecto a otros con velocidad constante (observadores inerciales). Algunas de sus consecuencias poco intuitivas son la contracción de longitudes o la dilatación de tiempos para ciertos observadores, derivadas del hecho de que dos sucesos pueden ser simultáneos para uno y no para otro. Para la definición inequívoca de un suceso se requieren tanto sus coordenadas espaciales como temporales, unificadas en el llamado espacio-tiempo.