Perturbaciones del espacio-tiempo que se propagan con la velocidad de la luz. Según la teoría de la relatividad, cualquier objeto que posea masa y experimente una aceleración se convierte en emisor de ondas gravitatorias, aunque en la actualidad solo se dispone de aparatos para detectar las más intensas, causadas por fenómenos muy violentos que involucran astros muy masivos como la colisión de estrellas de neutrones o la coalescencia de agujeros negros. La primera detección positiva y cierta de ondas gravitatorias se produjo en septiembre de 2015 y desde entonces se han mejorado las técnicas, la sensibilidad de los instrumentos y el número de estaciones detectoras de este tipo de radiación. Se abre así una ventana totalmente nueva al estudio del universo.
Sobre el uso alternativo del adjetivo gravitacional, véase este artículo de terminología.