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nebulosa planetaria

Una nebulosa planetaria se forma cuando una estrella de masa baja o intermedia (por debajo de 8 o 9 masas solares) alcanza los estados evolutivos finales y expulsa al espacio las capas externas, tras haber pasado las fases de gigante roja. De la estrella queda un residuo en forma de enana blanca, que emite radiación ultravioleta e ioniza el gas de la nebulosa planetaria. Los procesos de recombinación en el gas ionizado causan emisiones espectaculares en luz visible, ya que los elementos químicos que las componen (hidrógeno, nitrógeno, oxígeno) emiten radiaciones cada uno en un color (o longitud de onda) diferente y característico. El gas de la nebulosa se va expandiendo hasta desaparecer después de varias decenas de miles de años, y en el centro queda la estrella enana blanca. Estas nebulosas, en general, son anillos o burbujas pero, debido a las características del material circundante o al carácter binario del astro progenitor, pueden ser también elipsoidales, bipolares o hasta cuadrupolares. Las nebulosas planetarias deben su nombre a que en el siglo XVIII el astrónomo Wilhelm Herschel les encontró cierta semejanza con los discos planetarios, debido a sus formas aparentes aproximadamente circulares.

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Imagen: La nebulosa planetaria M57, más conocida como nebulosa Anular de la Lira. Se aprecia la enana blanca central. Se trata de una nebulosa bipolar vista a lo largo de su eje de simetría.
Crédito: Galería Fotográfica Documental de Calar Alto. Vicent Peris (DSA/OAUV), José Luis Lamadrid (DSA/ceFca), Jack Harvey (DSA/SSRO), Steve Mazlin (DSA/SSRO), Ana Guijarro (Calar Alto).

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