Algunos modelos cosmológicos del siglo XX consideraban la posibilidad de que el universo fuera cerrado, es decir, que contara con unas dimensiones finitas y por tanto con una masa total también finita. Estos universos cerrados presentaban la peculiaridad de que la fase de expansión (que correspondería al estado actual del cosmos) iba seguida en un futuro lejano por una fase de contracción, en la que los cúmulos de galaxias se aproximan unos a otros y la densidad del universo se incrementa paulatinamente en vez de descender como lo hace ahora. La evolución cósmica, en el marco de estos modelos, llevaba a un final del universo en forma de implosión catastrófica, un estado de densidad extrema simétrico a la fase primitiva de la Gran Explosión. La fase final de la etapa de contracción recibía a veces el nombre de Gran Implosión (Big Crunch). Hay que decir que estos modelos están descartados en la actualidad y que los estudios actuales son casi unánimes al apuntar a un modelo de universo en expansión permanente en el futuro.