De manera similar a las gigantes rojas, las gigantes azules son estrellas más grandes de lo habitual (pero mucho más pequeñas que sus compañeras rojas), lo que indica que ya están en una fase avanzada de su evolución, y más calientes, lo que justifica su color dominante azulado. Las estrellas cuando evolucionan tienden a enfriarse (al menos en las primeras fases), lo cual hace que si una estrella evolucionada mantiene un color azul, entonces su temperatura inicial debió de ser muy alta. Las gigantes azules son por tanto descendientes no muy lejanos de estrellas de alta masa. Al ser estrellas de alta masa, de las que hay pocas y evolucionan muy rápido, la fase de gigante azul es una fase breve y poco común. No hay demasiadas gigantes azules en la Galaxia, al menos comparadas con el mucho mayor número de gigantes rojas. Para complicar aún más su visión, las estrellas de alta masa (y por tanto, las gigantes azules) suelen estar en el plano de la Galaxia, donde el polvo y el gas acumulados nos impiden ver muy lejos. El Sol, al ser una estrella de baja masa, no pasará nunca por la fase de gigante azul, aunque sí pasará por fases en que será una estrella azul.