Nuestro conocimiento actual de la astronomía permite y hace más fácil descubrir qué sabían el cielo los pueblos de la antigüedad. La disciplina que estudia este campo y se ocupa de la astronomía antigua, incluso de la que nunca fue escrita, se denomina arqueoastronomía. Es una rama compleja, ya que los registros de los que se dispone son escasos y en muchas ocasiones de difícil interpretación. Los estudios y trabajos de campo han de hacerse de forma rigurosa y huyendo de especulaciones que puedan llevar a resultados quizá llamativos, pero totalmente falsos. La arqueoastronomía hace uso de hallazgos arqueológicos, mediciones in situ y registros antropológicos para estudiar la astronomía de los pueblos primitivos en su contexto social, cultural y religioso, por eso a veces se la denomina también «etnoastronomía».
Imagen: Toros de Guisando, orientados hacia la dirección de la puesta de Sol en el equinoccio el día 22 de septiembre de 1997. El Tiemblo, Ávila (España).
Crédito: Juan Antonio Belmonte.