LIBROS - Últimas noticias del universo, de Jon Marcaide
Reseña de Benjamín Montesinos, del Centro de Astrobiología (CAB-INTA-CSIC)
En estos tiempos de carencias y penurias sociales que nos han tocado vivir -uso una frase literal de la penúltima página del libro- Jon Marcaide nos regala un estimulante libro y nos lleva, de la mano de Sam, un estudiante, candidato a doctor en astrofísica del Massachusetts Institute of Technology, por un camino que describe de forma rigurosa lo que el título del libro resume de forma concisa: las últimas noticias y descubrimientos de ese universo que nunca deja de sorprendernos. El tono del libro es de alta -¡que nadie se asuste de este calificativo!- y amena divulgación, y todo él está impregnado de explicaciones físicas que ayudan a poner en contexto esos descubrimientos.
Últimas noticias del universo es realmente dos libros en uno. La voz cantante del primero la lleva Sam Rey, que desde el comienzo de su doctorado toma la costumbre de poner por escrito sus ideas científicas, relacionadas con descubrimientos recientes, tanto para ordenar su mente, como para compartirlas con su padre, Jim, ingeniero de NASA en Pasadena, y su hermana Lisa, siete años más joven que él. Esos escritos, sin la envoltura de una narración, podrían constituir por sí mismos un libro de divulgación, extraordinario en su contenido pero no diferente de otros textos en la forma. El segundo libro es el continente del primero, donde el autor, Jon, hila los escritos de Sam, las conversaciones con Jim y Lisa, y sus dudas y vivencias para coser un relato fluido que toca múltiples campos de la astrofísica, y cuya lectura es difícil de abandonar: un capítulo lleva a otro y para cualquier persona interesada y amante de la astronomía o de la ciencia en general, el texto se convierte en algo adictivo.
Aparte de esos tres personajes, en torno a Sam encontramos a Nico, compañero de habitación en la residencia de estudiantes graduados, a Hans, amigo del padre de Nico, astrofísico y profesor en una universidad de Madrid, y a un curioso ente, SUP, del que Sam se vale para hacer entender de una forma sencilla algunos conceptos, haciéndole saltarse las leyes físicas y viajar instantáneamente a cualquier lugar y tiempo del universo, abarcando pasado, presente y futuro: “Sam, has explicado muy bien el universo temprano, lo que los científicos de la Tierra creen que fue el universo primitivo. Tendríamos que darnos una vuelta por allí para que vieras lo que fue en realidad. Prepárate, nos vamos.” Mi ascendencia manchega no puede por menos que comparar ese viaje de Sam y SUP, “...me vi transportado como por encanto hacia el fondo del universo...”, con las impresiones de Sancho Panza a lomos de Clavileño “...y si esto no se me cree, tampoco creerá vuestra merced cómo me vi tan junto al cielo, que no había de mí a él palmo y medio, y por lo que puedo jurar, que es muy grande además.” (Q2, XLI)... buen invento este SUP.
Sam escribe su primer texto en otoño de 2017, recién incorporado al MIT, y se centra en las ondas gravitatorias. El comienzo de su entusiasta iniciativa epistolar coincide con el galardón del Premio Nobel de Física a Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish por sus trabajos que llevaron a la detección de este nuevo mensajero de información procedente del universo. Sam cogió el gusto a esa forma de comunicarse con su padre y hermana, y a la primera entrega siguieron otras dos sobre el espacio-tiempo y los agujeros negros. Además de ser un sedante para el estrés, no hay nada mejor, se decía Sam, que escribir para comprobar qué entendía de verdad y qué no. Los 39 capítulos del libro nos llevan desde las estrellas y los exoplanetas hasta el universo temprano, cerrando el bucle con una actualización sobre el primer tema, las ondas gravitatorias.
Quien conozca al autor quizás encuentre en Sam un alter ego de su época de doctorado en el MIT y halle en él algunos de los rasgos que caracterizan no solo su labor como divulgador en este libro, sino su trabajo como científico: no pocas veces Sam no queda del todo contento con lo que escribe y pule su texto hasta que considera que lo que trasmite es completamente inteligible. El libro abre y cierra casi al final un pequeño paréntesis dedicado a un viaje que realizan Sam y Nico a España, donde visitan a Hans. Para el lector que no pertenezca a la comunidad astronómica, Jon, esta vez a través de la experiencia de Hans -¿también en cierto modo otro alter ego?...- da algunas interesantes pinceladas acerca de alguna de las realidades del sistema español de investigación. En suma, un libro para aprender ciencia y disfrutarla. Yo he hecho ambas cosas.
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