LIBROS - Midiendo el cielo y la Tierra, de Fernando J. Ballesteros
Reseña de Pepa Becerra González, del Instituto de Astrofisica de Canarias - Universidad de La Laguna
Midiendo el cielo y la Tierra es una mezcla muy interesante entre la historia y la ciencia, que nos acerca a hitos históricos en el conocimiento de la Tierra y el Universo de una forma amena. Pone en primer plano el ingenio humano, de la mano del desarrollo instrumental, para hacer posible el avance de la ciencia. Y además, nos trae “de regreso a la Tierra”. Desde la Antigüedad, entendieron que para poder empezar a dibujar los primeros trazos del conocimiento del cielo, debían primero entender su sistema de referencia, la Tierra.
Desde las primeras páginas, el autor nos sumerge en el contexto histórico de las primeras medidas del tamaño y forma de la Tierra, y nos va detallando los métodos de medición al principio muy rudimentarios, pero que van cobrando complejidad con el paso del tiempo. En estos días en los que hemos llegado a un desarrollo impensable en los tiempos de Eratóstenes, cuando tenemos satélites y podemos acceder a medidas con una precisión exquisita, no está mal volver la vista atrás y ver que incluso usando burdas aproximaciones y el sentido común, podemos llegar a conclusiones importantes.
En el libro se entrelazan historias, diálogos en los que los personajes nos trasmiten no sólo los conceptos científicos de una forma divertida para el lector, sino que va más allá haciéndonos llegar la idiosincrasia de la época. Personalmente, he disfrutado mucho de la conversación entre un joven estudiante Kepler y su mentor Tycho Brahe. Tendemos a pensar en estos grandes científicos ya consolidados, pero no como aquellos estudiantes con ideas revolucionarias para le época. Me atrevería a decir que el hilo conductor del libro, más allá de la discusión científica y el desarrollo tecnológico, tiene un carácter humano fundamental. Me viene a la cabeza, la frase “el estudiante supera al maestro”, y es que sin duda esa es la base de la ciencia. El estudiante con ayuda de su mentor parte de una base de conocimiento que su mentor no tenía, sin obviar el desarrollo instrumental y el acceso a nuevos datos. Y así vamos avanzando… Me fascina el recorrido que el autor hace en este libro desde el uso de una simple sombra, hasta desarrollos mucho más complejos. Todo esto manteniendo la atención del lector, sin caer en aburridos tecnicismos para el lector general.
Después de la situación vivida debido a la pandemia de COVID-19, ahora podemos entender mejor que nunca algunos momentos históricos que tuvieron una repercusión directa en el desarrollo de la ciencia. Según comenta el autor, aunque el cambio en la forma de hacer ciencia llega con el Renacimiento en el siglo XV, ya en el siglo XII había surgido un nuevo interés por la ciencia. Esto se materializó en el incremento de la actividad intelectual y científica tanto en ámbitos religiosos como en la fundación de las primeras universidades europeas. Sin embargo, la peste negra supuso un revés a este florecimiento, lastrando el desarrollo científico de la época.
He de decir que este libro, además de hacerme disfrutar con su lectura, me ha dado también herramientas para poder refutar de forma fácil y sencilla, ideas absurdas de café sobre la forma de la Tierra u otras similares. Todo esto sin verme obligada a sacar toda la munición técnica, sin más que hacer un par de dibujos en una servilleta. Estoy deseando llegar a la próxima discusión con este libro bajo el brazo, es posible que disfrute aun más la puesta en práctica de estas ideas que la propia lectura del libro (¡que no ha sido poca!).
Datos de la publicación:
Editorial Shakelton Books
ISBN: 978-84-1361-137-2